Nacido en Londres (1887-1934), descendiente de una familia de destacados pintores holandeses, pasó la mayor parte de su vida en la Argentina donde profundizó su profesión de artista. En 1915, se radicó en Mendoza y compartió su arte en las primeras exposiciones de la Galería Witcomb de Buenos Aires. Seguirían numerosas muestras en las principales ciudades del país como en Montevideo y Santiago de Chile.

Fue internado en un hospital psiquiátrico en Buenos Aires al borde de la demencia e intoxicado con droga y alcohol, donde se le permitió seguir pintando y muchas obras fueron compradas por médicos de la institución.  

Era frecuente que destruyera muebles y puertas de las pensiones donde se hospedaba para utilizar las maderas como soporte para sus pinturas. En esta etapa aparecieron «Los Cardenales» y «Las procesiones», dos de los temas que formaron parte de sus obras más dramáticas.

Koek-Koek falleció a los 47 años de edad en la habitación de un hotel en Santiago de Chile, a causa de un paro cardíaco provocado por una sobredosis de morfina mezclada con alcohol.